- Actitud antiracista. Tomar una actitud claramente contraria al racismo y manifestar nuestro rechazo ante cualquier comentario o chiste con tilde racista. Toda persona merece nuestro respeto independientemente de su raza, color, religión o nacionalidad.
- Mentalizarse de un futuro multicultural. Transmitir pensamientos de unidad entre todas las razas y culturas, y educar con la idea de que la sociedad del futuro será una sociedad multicultural. De nuestras actitudes dependerá tener una convivencia pacífica e integradora. Todo el mundo tiene que mentalizarse del cambio que está sufriendo nuestra sociedad y prepararse para aceptar y respetar a otros.
- Luchar contra la injusticia. Concienciar a las personas de la obligación moral y ética de tratar a todos por igual y no permitir ningún tipo de injusticias. Debemos denunciar las injusticias salariales, la discriminación en la búsqueda de empleo y la negativa de alquilar una vivienda a los inmigrantes. Tenemos que luchar contra la falta de igualdad de oportunidades.
- Pensar en sus ventajas. Es conveniente pensar en positivo, considerando los beneficios de la inmigración: aumentan de la natalidad, generan más cotizaciones a la seguridad social, impulsan la economía en sectores donde la mano de obra es barata y favorecen el conocimiento de otras culturas.
- Adaptarse al país que nos acoge. El inmigrante también tiene que adecuarse a la cultura en la que se está insertando y ser también respetuoso con las tradiciones, cultura, costumbres y pensamientos de los hombres y mujeres del país en el que vive. Un inmigrante, por ejemplo, no puede pedir un trato de igualdad en su trabajo, en su colegio, etc. y no respetar los derechos de igualdad de la mujer.
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